Para el curso 2011 la Secretaría Académica, por recomendación del Decanato, ha planteado la existencia de un “Tema Paraguas” para toda la FADU. Esto es un tema que puede albergar a las distintas carreras de la FADU.
Se sugirieron tres temas y se dio a las cátedras de toda la facultad, la posibilidad de elegir entre ellos. Así fue como se coincidió (por mayoría) determinar el tema “Cultura medioambiental”. A partir de ello la cátedra Blanco de DI. ha orientado algunos trabajos prácticos desde esa perspectiva.
El D.I. en general debía operar desde un “brief” orientador. Este brief en general, en el mundo real, se determina en los centros de decisión, pero siempre se pueden aportar miradas nuevas del problema en sí. La Cátedra es conciente que el DI es una herramienta, no una solución genérica, sino que en tanto es una disciplina que se articula con otras a la que puede aportar su mirada como una nueva pauta proyectual. El producto sólo es una parte de la solución, la gestión de implementación es la otra parte clave.
Referirse al medio ambiente no es referirse a donde está la arquitectura, sino que se refiere al entorno global donde los objetos artificiales prestan su servicio. Hablar de “cultura del medio ambiente” no está solo referido a los aspectos físicos sino que, desde el DI debemos hablar de:
A. Cultura medio ambiental física.
B. Cultura medio ambiental productiva.
C. Cultura medio ambiental social.
A. Cultura medio ambiental física Se refiere al entorno natural y/o artificial según lo físico, lo constructivo, la necesaria sustentabilidad, las energías alternativas o la polución real y/o visual objetual.
B. Cultura medio ambiental productiva El entorno productivo está referido a los materiales, a la manera de producir, a los procesos, a su recuperación, al reuso, al reciclaje, a la energía utilizada.
C. Cultura medio ambiental social El entorno socio-cultural determina no sólo al usuario directo sino a su inserción social, su condición etaria y los componentes socio-económicos son determinantes
Como se percibe, los tres componentes están relacionados entre sí.
A
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B |
C |
Factores a contemplar del medio ambiente físico |
Procesos a considerar del medio ambiente productivo
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Destinatarios (grupo social-usuarios) a contemplar del medio ambiente social
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Lo Eólico Lo Solar El Agua
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Las Empresas Las Industrias Las Pymes Tecnología disponible
Lo Seriado Lo Artesanal
Scrapping (Reuso=Reutilización)
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Nivel social (B-M-A)
Educación Salud Emergencias
Niños/Jóvenes Adultos/Tercera edad Discapacitados Adolescencia Mediadescencia
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EL DISEÑO INDUSTRIAL Y EL MEDIO AMBIENTE
En los últimos tiempos el diseño industrial se ha visto en la necesidad de embanderarse con algunos principios que se aplican a varias disciplinas como es lo “teóricamente correcto”. Así apareció la sustentabilidad, lo medioambiental; por ello es necesario aclarar desde el DI hasta donde éste se encuentra involucrado en esos principios y como los encara.
El concepto de cultura medioambiental está referido a la multiplicidad de eventos, elementos, situaciones que configuran el entorno en el cual el hombre social se desarrolla.
Pensar en el medio ambiente simplemente como un entorno físico, es pensar que ese medio ambiente se desarrolló independientemente de quien lo desarrolló o sea el hombre. Este hombre desde el punto de visita del diseñador es el que en sus inicios se llamó usuario, porque usaba las cosas y ese uso se inició porque tenía necesidades. Luego, cuando ese usuario fue evaluado por los productores, lo convirtieron en consumidor y allí comienza el horror. La industria y el comercio nunca más hablaron de un usuario, sino de un consumidor; hoy sólo se habla de usuario de “servicios” pero no de objetos. Para ellos no importa si ese individuo usa o no los productos que ellos producen y venden, sólo les importa si los consume, así debe reponerlos y si bien los diseñadores sabíamos que esos objetos podían durar más, nos pareció más creativo hacer otros objetos parecidos pero sutilmente diferentes .
Antes de que hubiera alguna reacción para salvaguardar esa posibilidad de consumir, los diseñadores les hicimos otros productos similares y se inició una carrera sin fin.
Ahora bien ¿Se puede volver a recuperar esa “inocencia” de hacer objetos que sirvan y perduren y una vez que están bien hechos no se modifique más? ¿O debemos mantener el statu quo de cambio permanente, sin interesarnos en los resultados posteriores del producto, es decir pensar su muerte, su “entierro”, su destrucción y por ende colaborar con la contaminación física del planeta?
Esta postura ciertamente se puede atemperar con el uso de procesos y materiales que hoy sabemos no contaminantes, podemos concientizar con la reducción organizada de basura, con reutilizar los elementos que hoy se usan en otros productos o volver a usarlos, etc. Pero también debemos reclamarles a los científicos que desarrollen materiales biodegradables y/o más duraderos. Se dice que el polipropileno se diseñó estableciendo previamente las condiciones que debía tener, por ejemplo no fatigarse sino mejorar su estructura y los químicos que lo hicieron, ganaron el Premio Nobel.
Pero debemos saber que como diseñadores muchas veces estamos trabajando para empresas que calculan la obsolescencia de sus productos. La obsolescencia planificada tuvo su origen corporativo entre los productores de lámpara eléctricas en el año 1925, cuando Osram, Phillips y General Electric determinaron que las bombillas de luz tenían que tener una duración de 1200 horas útiles (habida cuenta que hoy, en 2011 hay una lámpara en EE.UU. que está encendida hace 100 años! (ver documento Comprar-Tirar de la TV catalana).
Los diseñadores frente a la imposibilidad de actuar como ellos creen, han tomado varias posturas como la actitud de hacer sus propias cosas, sus proyectos, han huido de las empresas, se han convertido en autoproductores y en reutilizadores de cosas existentes. Un ejemplo: se han hecho tiras de PET de botellas de gaseosas y con ellas se han realizado carteras y otros elementos. Con 101 botellas de Coca-Cola se ha hecho una silla que hasta ahora se hace en aluminio*, pero el tema real es que por año se fabrican 330 millones de botellas de PET en EE.UU.; se han diseñado envases que se reusan como ladrillos.
En realidad, los aportes desde el diseño han sido varios, pero de una dimensión mínima frente a la gigante producción de objetos de uso contaminante como objetos o por sus materiales.
La obsolescencia planificada está hoy presente en la industria electrónica e informática ¿Cómo es posible que algo tan perfecto como un chip que guarda tanta información no puede durar de por vida? ¿Cómo es que, por ejemplo, se puede hacer un satélite que está en el espacio en condiciones adversas muy severas y se decide cuando se baja aunque no ha terminado su vida útil.
De cara a esta situación ¿Cuál debe ser la acción de un diseñador de productos que depende de las empresas fabricantes de esos insumos, de esos productos? Por ahora sólo puede concientizar sobre el uso de ciertos elementos, pero no es suficiente, pero sí su única herramienta laboral es hacer otro producto, va a ser muy difícil que desde su trabajo se produzca el cambio.
Sólo algunos diseñadores hacen el doble camino de diseñar para vivir y utilizar su nombre para cuestionar, Uno de ellos es Marti Cuixet, que llegó a definirse como ex –designer y reivindica ciertas posturas con sus acciones y con sus productos. Ya en los ’60, Víctor Papanek fue un denunciante y proyectista de ciertos criterios de producción; no obstante fue cuestionado por teóricos del diseño europeos, enrolados en las ideologías de izquierda mesurada.
También históricamente los países que desde el gobierno controlaron la producción, no desarrollaron políticas orientadas en la dirección de preservar y/o no contaminar objetualmente la sociedad y físicamente al planeta.
Como dijimos, uno de los pocos caminos que tiene el diseñador es el de realizar productos; hasta ahora desde la semántica de productos se pensó que una configuración del objeto, o sea su forma, su estética, trasmitiría ciertos valores (cosa que el mercado de consumo conoce bien) y lo que se ha hecho es contraponer a la estética del consumo una estética que diga ¡Esto no es consumo! ¡Esto es necesario! Pero para ello han apelado a cierto estilo formal sin encontrar valores estéticos culturales acordes a esa nueva manera de proponer el mundo de los objetos útiles.
El capitalismo, en todas sus versiones, salvaje, democrático, imperial o dependiente, entendió el problema y se basó en la estética de “Lo feo no se vende”* o sea la belleza vende. Así generó un estilo formal amplio, con corrientes, con tendencias que le han permitido el cambio permanente. Y debemos reconocer que en la época del mundo polarizado, con el comunismo como el otro polo del capitalismo, aquel no pudo desarrollar un sistema formal que correspondiera a su ideología; los automóviles de los jerarcas rusos eran versiones “feas” de los Cadillac o Mercedes de los poderosos capitalistas. Los autos populares, eran estéticamente pobres; el auto de Alemania Oriental era un auto grande “jibarizado”, no un Fiat 600 que generó una nueva tipología formal o un Minicooper que todavía sigue teniendo vigencia (no pudieron imaginar al Smart).
Se puede argumentar que el consumismo tiene las armas de la publicidad y el marketing para imponer cierta estética. Es cierto, pero lo que importa es que considera que ese producto cumple con su mandato que es ¡Venderse! Si hubiera una estética capaz de cumplir el mandato de ¡Usarse!, el marketing lo apoyaría. Esta postura es un campo en el que hoy se va despacio en una pista de alta velocidad, pero ese es un rol del diseñador, no aportar a la estética de la pobreza, como contrapartida u oposición a la estética de la riqueza, sino el ir buscando valores estéticos en los productos que interesan a los usuarios, no a los que se consideran menos consumidores. ¿Pero cómo? ¿Volver a las fuentes de lo funcional como valor estético a rescatar? ¿O comenzar con enfatizar las nuevas funciones utilitarias de los objetos como la virtualidad como herramienta estética o la comunicación social como soporte masivo de las nuevas imágenes?
Todavía el diseño está corrigiendo los viejos productos para las nuevas funciones, se hacen teléfonos digitales con teclas grandes para los usuarios mayores; eso es arreglar un error, una falla de diseño o, mejor dicho, es una orientación de hacer algo para una parte del mercado no atendida; el mercado de los jóvenes con dedos chicos y habilidades manuales, está cubierto, pero la tercer edad por ahora no; no se hace mucho para atender ese mercado, sino que lo que hace el marketing es fraccionar el mercado y tener más consumidores. El llamado Diseño Universal es una orientación que trata de resolver un diseño para todos, pero todavía es un recurso teórico o de promoción empresaria.
Frente a esto se piensa que el mundo formal va a homogeneizar a la sociedad en sus valores estéticos y hay prueba de ello que no sucede. Si pensamos que hace 20 años las zapatillas eran para un uso determinado y los zapatos para otro y hoy hay zapatillas para ambos usos y son todas iguales, pero tienen o pueden tener diferencias entre sí (Seguro que los jóvenes no piensan que sus zapatillas son iguales a las de sus amigos, aunque sólo tenga pequeños cambios).
Hoy hay tecnologías de producción que permiten hacer objetos únicos con sistemas seriados y los diseñadores los conocen. Es una oportunidad única que tienen los diseñadores para ser creativos, responsables y comprometidos al mismo tiempo. El diseño es sólo una herramienta para el compromiso social y los industriales deben comprometerse con los diseñadores en realizar un diseño de productos más democrático.
Así como hoy en el mundo se ha decidido blanquear el mercado del lujo (los grupos empresariales de Louis Vuitton, Bulgari, Montezemolo) han hecho de ello un instrumento de mercadeo y de promoción en los medios. ¿Sería posible hacer algo con el mercado de lo útil y necesario? Tal vez deban cambiar las pautas económicas, pero ello redundará en un cambio de pautas culturales y eso nos lleva a pensar que los objetos deben colaborar con nosotros al relacionarnos más honestamente con el medio expresando lo que necesitamos y no lo que queremos que los otros crean de nosotros.
Dr. Arq. Ricardo Blanco / Febrero 2011